domingo, 7 de julio de 2013

NO ME DA LA GANA

¿Sabes ese momento en el que dices: no me da la gana? Sí, a todos nos ha pasado.
Hablo de un no dar la gana con creces, del porque te digo que no y es que no, del porque hace tiempo que quería decírtelo, que no, que por ahí no paso. No quiero tener que hacer como si no te conociera, o como si no os conociera, para ser exacto. Exacto en hacer como que no te conozco a tu tú suyo - y lo que es peor- ni a tu tú mío. Y no me da la gana que las ganas de borrar el primero se carguen al segundo.
¿Por qué nos empeñamos en olvidar las cosas?
Volverse unos desmemoriados no sirve nada más que para llenarse los bolsillos de orgullosa hipocresía. Dime que anduviste conmigo y te diré quién sigues siendo.
Algo ha cambiado, por cualquier razón, pero no hagamos que no te conozco. No me da la gana hacer que no sé tus gustos, tus palabras, tus vicios. Me niego a olvidar lo que dice una sonrisa tuya y lo que se guarda una mirada. No hagamos cuando nos cruzamos que no sé más de la mitad de tus secretos ni de tus recovecos, que no fuiste nadie porque bien sabemos que no fue así. Si alguien fuiste alguna vez fue por algo, no vayamos a matar a ese algo también, que no tiene la culpa, ni le da la gana. Y a mí tampoco.
J.

1 comentario:

  1. Tus textos están cada vez más llenos. Espero que sea un reflejo de ti, y que cada vez estés más lleno de vida. Y que la vivas como te dé la gana.

    Abrazo, gigante.

    ResponderEliminar