Aparentar…
Para qué. No eres más que un niñato o nada menos que una niñata que no pasa de
este calificativo. Y de aquí a un tiempo querrás serlo y llegarás tarde.
No hace
falta que te encasilles entre “este no, qué horror” y el príncipe de tus sueños
o entre “esta no, qué asco” y las diosas de turno tan irreales como retocadas.
No pierdas el tiempo en este tipo de cosas, disfruta y haz lo que sientas, si
lo sientes, sin prejuicios porque una cosa es que alguien no sea adecuada a tu
persona y otra muy diferente es que no sea suficiente para ti.
Antes
de rechazar, conoce, que no siempre lo bueno por conocer acaba siendo malo
conocido. Quizá hasta te acaba por sorprender lo malo por conocer y acaba
siendo lo mejor.
Antes
de creerte superior mira con quien estás intentando encajar y permíteme que me
ría. Ah y sigue aparentando ser más de lo que eres para seguir engañándote a ti
mismo porque la única manera de mejorar es saber dónde están tus limitaciones y
respetar a los demás y sobre todo, valorarlos. Es muy fácil ver lo que todos
ven, si solo ves eso y consigues algo decente serás bueno, si eres capaz de que
alguien no lo entienda, serás inmenso.
Que tu
apariencia de inteligencia y de madurez no se coman nunca a tu verdadera
inocencia, todos necesitamos sentir dentro a ese niño que un día fuimos.
J.