Cuando no éramos
sinceros nos veíamos más y nos tocábamos menos.
Cuando no éramos
sinceros no nos atrevíamos a decir que queríamos hacerlo al revés.
Cuando no éramos
sinceros perdíamos el tiempo en conocernos mejor.
Cuando no éramos
sinceros nos veíamos por vernos aunque quisiéramos hacerlo de más cerca.
Ahora que somos
sinceros sólo nos vemos a milímetros.
Ahora que somos
sinceros sabemos por dónde queremos tocarnos pero ya no tenemos nada que
esconder.
Ahora que somos
sinceros ya apenas nos vemos.
Ahora que somos
sinceros se te ha olvidado quién soy, por saberlo demasiado.
Ahora que somos
sinceros, no lo hubiera sido jamás.
J.
No hay comentarios:
Publicar un comentario