-Hoy no voy a hablar de
mí, sino de cualquiera de vosotros. De todos y cada uno de los que en algún
momento habéis deseado cambiaros por otra persona. Vamos a hacer terapia de
grupo, individual o de pareja, como queráis, y encima no os voy a cobrar un
duro. Céntimo quería decir, que no soy tan mayor.
Vamos a hablar de
vosotros motivado por mi incansable afán de apreciar lo que es, por qué es y no
por quién lo ha escrito. De nada por el piropo.
Concentraos y relajaos
que empezamos.
Si me permitís, os voy,
te voy, a tutear como si nos conociésemos de toda la vida, después ya me
invitarás a algo.
Intenta encontrar tu
primer recuerdo, el primero que tengas en la cabeza de lo que llevas de vida e intenta
ver todo lo que tenías a tu alrededor. Tus padres, tus tíos, algún hermano, tu
familia en general. Y poco a poco intenta avanzar en tu tiempo. Cómo ha ido
creciendo tu círculo, con esos que no se sortean, que eliges, pero que quieres
igual. Y aquellos que nunca has querido elegir.
Piensa en cuántas veces
parecía que no ibas a lograr nada, aprobar un examen, decirle algo a aquella
chica o a aquél chico. Y sin embargo o bien lo lograste y no aprendiste nada o
caíste y aprendiste a levantarte siendo aún más fuerte y sabiendo apreciar lo
que un día, finalmente, conseguiste.
Todo aquello que no te
valía la pena y que al final acabaste dándote cuenta que algo de interesante
tenía. O que al menos lo ibas a necesitar.
Todas las pérdidas tan
insuperables que has conseguido superar, que no olvidarlas. Todos los que no te
quisieron, todos los que no quisiste querer. Aquellos que intentaste, aquellos
“no eres tú, soy yo”. Aquél calentón que acabó siendo un quemazo de los buenos.
Aquellos “paso” aquellos “yo qué va”, aquél “te quiero” tan inocente como tú.
Aquel problemón que te
traía de cabeza, aquel día que parecía que no sabías más que llorar. Y al poco
ya sonreías.
Fíjate en todas las
personas que conforman tu día a día y los que lo conformaron algún día. Esos
que nunca supiste por qué, pero pasaron a segundo plano. Toda la gente que
quieres y la gente que odias. Los que están, los que estuvieron, los que ni de
pasada. Todos ellos forman parte ti.
Recuerda dónde estás,
todo lo que tanto esfuerzo te ha costado tener y todo lo que tanto te ha
costado dejar de necesitar. Es parte de tu ser.
Siéntete orgulloso u
orgullosa por lo que eres, pero también por lo que tienes y por lo que nunca
quisiste ser ni tener. Eres tú, no pierdas jamás tu identidad porque aparte de
ti mismo, nadie te la puede quitar. Y esa identidad, que es la tuya, nadie la
tiene porque nadie se ha hecho tan a tu gusto como tú mismo. Y ahora retén todos
estos recuerdos y sin dejarlos de lado ni un instante, vuelve a pensar en
aquella persona por la que un día te quisiste cambiar.
De nada.
-¿Cuánto es?
- Un subidón de autoestima y una sonrisa.
J.