lunes, 15 de abril de 2013

A TODA PRISA

Párate un momento, aunque solo sea un instante y leéme.
No quiero hacerte daño, no te vayas, quédate.
Qué mejor motivo que el que me salgan las rimas sin querer.

Ahora que solo estamos tú y yo, me voy a permitir darte un consejo y luego ya no me creas si no quieres: vas deprisa.
Ten un poco de tranquilidad, de pausa, disfruta de verdad el momento y deja de decir carpe diem sin saber qué significa. Me explico, te veo y estás intranquilo, todo lo haces deprisa y corriendo. Parece que vayas a perder el autobús las veinticuatro horas del día. Sí, hasta en la cama, pobre de ti.

Deja de hacer versiones remix de tu vida, que a veces toca balada.
No corras. Sé distinto. Todos ahí fuera son demasiado estrambóticos, tienen prisa siempre, no se paran a mirarse a los ojos y tampoco a leerme, aunque esto último se entiende.

Se juntan muy rápido, se separan aún más deprisa. Pretenden amar en seguida, se odian en un abrir y cerrar de ojos. De vez en cuando escucha a ese que late pero no lo obligues a ir demasiado rápido a él también. Y si conoces a alguien, dame una alegría y que un me interesas no se disfrace de te quiero, que nunca creas conocer a nadie en dos achuchones. No se lo dejes tan fácil. Véndete caro y quien no quiera comprar, que no lo haga. Que de comidas rápidas estamos repletos.
Y sobre todo, intenta disfrutar de cada paso por algo más que por mero hecho de darlo.

No seas fugaz porque te verás olvidando antes de amar, descolocado, con un montón de proyectos destrozados por toda tu impaciencia correspondida de miedo ajeno. Nadie quiere atarse al árbol sin ver el bosque. Y menos a toda prisa.


J.

No hay comentarios:

Publicar un comentario